lunes, 19 de enero de 2015

"Despedidas".

El último día siempre supone ser el más complejo, el del sabor amargo, el de sabor a sal que contrarrestabas con el azúcar en el café, pero ese día no, ese día querías té y las tazas se cayeron al suelo, con las ilusiones de una vida a tu lado. Las esquirlas cortaban, pero solo lloraba lágrimas de sangre y recuerdos. Porque eramos un huracán de sentimientos incompletos, inconexos, incoherentes que se querían a morir. Nos sorbíamos entre silencios y pedía a las puertas del cielo contemplarte una vez más durmiendo, no existía mayor placer que ello. Qué sabré yo de amor, si solo soy una mortal más, pero lo de ella era magia convertida en besos y no tengo respuesta al “¿qué sientes?” porque me resultan banales las palabras si quiero aún definirlo. Nuestra pequeña libertad rota por un beso en la frente. Creamos infinitos que envidiaban el infinito y cuando digo que sobran las palabras, no me equivoco. Aquí tienes las últimas palabras de mi despedida, mi chica rock, mi pequeño rincón de Madrid, te echo de más, espero que jamás me eches de menos.


















No hay comentarios:

Publicar un comentario